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NOTA PREVIA DE LA REDACCION DEL CENTRO CULTURAL SAN FCO. SOLANO.La presente nota ha sido recibida directamente del autor,deferencia que MUCHO AGRADECEMOS y valoramos.
Todo lo recibido
por este centro es publicado tal cual nos es enviado,en cuanto al
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forma,ilustración y formato según la
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respetamos el nombre del autor y sus derechos.Pero aclaremos.
Aunque seguimos
fieles al espíritu de la Internet original y callamos
cuando los que hablan en sus publicaciones del respeto del
copyright;que no es el caso de Editorial Perfil,aclaramos—a
veces-algunxs, se “inspiran en aportes y trabajos publicados por
otrxs en diversos sitios y redes” o en
ocasiones pre datan publicaciones,sin respetar derechos de
otrxs,consideramos que *****nuestros materiales e ideas*****(notas del
centro cultural) pueden ser tomados por quienes así lo crean
conveniente.Ese fué el espíritu primigenio en la WEB en
el presente olvidado.Espacio cibernético envilecido—hoy--
por los mercaderes.Es bueno recordarlo.Sobre todo en esta Internet que
se ha convertido en un *mercado* donde lucran,muchas veces, los
que menos derechos poseen sobre materiales e ideas y hasta se apoderan
de materiales,obras e imágenes que son del dominio
público y encima lxs comercializan y en el colmo de los colmos a
veces hasta censuran o piden “documentos” para acceder a
lxs mismxs.LA ENTREVISTA DE JUAN GASPARINI ES MAS QUE INTERESANTE
Y EN CIERTA MANERA PODRIA OBRAR COMO UN DISPARADOR QUE QUIZAS HICIERE
BROTAR LA LUZ SOBRE UNA ETAPA HISTORICA QUE AUN ESTÁ EN LA
OSCURIDAD.N. de la R.
la fuga hacia adelante
LA FUGA HACIA ADELANTE DE CESARE BATTISTI
AUTOR: JUAN GASPARINI
28.11.2020
INTERNACIONAL.
|Entrevista exclusiva Ayer 01:10 PM La fuga hacia adelante de Cesare
Battisti, el emblemático "terrorista" europeo de los años
70 En Italia, la guerra sucia entre el paramilitarismo estatal y la
insurgencia juvenil dejó asignaturas pendientes, sin
rendición de cuentas. Crónica de una persecución,
y las respuestas de uno de los últimos protagonistas de aquella
histórica insurrección urbana, desde la
penitenciaría donde purga la pena máxima. Juan Gasparini
Entre 1969 y
1984, para impedir un gobierno “eurocomunista” en Italia,
la ultra derecha neofascista cometió atentados que ocasionaron
150 muertos y 882 heridos. Todas esas masacres quedaron impunes. (1) La
guerrilla urbana revolucionaria asesinó por entonces unos 235
policías, magistrados, periodistas y patrones, toda vez que
fueron desarticulados por la represión. Unos 4000 militantes o
colaboradores pasaron por las cárceles. Allí quedan
todavía unos 60 presidiarios que no han podido recuperar la
libertad. (2) Entre ellos Cesare Battisti, combatiente sin
formación previa hasta que se alzó en armas, autodidacta,
exilado y viajero transatlántico para salvar el pellejo,
convertido al ritmo de la evasión permanente en poliglota y
escritor.
Tiene 66
años, 2 hijos de matrimonios distintos, y está condenado
a cadena perpetua, no obstante haber reconocido los crímenes que
se le reprochan, e implorar perdón a los familiares de las
víctimas por el dolor que pudo haberles causado. Podría
aspirar en secreto a demostrar un abuso judicial en la sentencia de
terminar su vida en la cárcel, e invocar un tratamiento inhumano
o degradante equivalente a la tortura en las condiciones de
detención que sufre actualmente, si alguna instancia judicial
europea se conmueve, o si se produjera una iniciativa de clemencia en
Italia.
Tal vez las
irregularidades de la repugnante cacería judicial en Brasil y
Bolivia, acarreen recomendaciones que le sean favorables en la ONU o en
la OEA. Entre la firmeza de sus convicciones y la incertidumbre del
futuro, fluye ahora su testimonio traducido del italiano, respondiendo
a un cuestionario escrito que le hicieron llegar manos altruistas. P.
¿Qué lo motiva ahora hacer declaraciones de prensa?
¿Continua su actividad literaria en la prisión? R.
Aprovecho esta oportunidad para intentar precisar ciertos pasajes
relevantes de mi historia personal, que no serán exhaustivos, ni
pretenden serlo. Trato de responder, aunque de manera fragmentada, a
las preguntas más frecuentes que me han hecho hasta ahora
quienes, a pesar de la intoxicación mediática, no han
dejado de querer entender. Incluso estos datos sólo pueden ser
parciales, pero la intención es proporcionar información
básica que pueda ser utilizada por los interesados para sacar
sus propias conclusiones. En cualquier caso, dadas las circunstancias,
no me hubiera sido posible hacer un discurso directo y completo. Por
eso remito a mis escritos en www.carmillaonline.com (página
web). Ahí pueden también consultar el manuscrito de mi
próximo libro, que está siendo leído actualmente
por “Éditions du Seuil”, en vista que lo publiquen,
la misma editorial francesa que publicó “Indio” en
junio pasado.
P.
¿Cómo han sido las condiciones de detención
actualmente, primero en la cárcel de Oristano, en
Cerdeña, y luego en la de Rossano, en Calabria? R. Durante los
20 meses en situación de aislamiento en Oristano
(Cerdeña), de los cuales sólo 6 fueron en semi legalidad,
cultivé la esperanza de que tarde o temprano la
Institución entendería, si se permitía en otros
casos, que no se puede castigar ni vengar, infligiendo a un veterano de
los años 70 el estatus de prisionero de guerra. Esto es lo que
permite suponer la privación de los derechos establecidos por
las leyes nacionales y por las normas del derecho internacional. No se
justifican el trato inhumano, adjuntando medidas de seguridad sin
precedentes, aplicadas entre otras cosas con 41 años de
retroactividad. El Estado responde literalmente: "la
documentación solicitada ha sido sustraída del derecho de
acceso". Pero entonces, uno se pregunta, ¿cuál es la
posible defensa? Es la razón por la que hice una huelga de
hambre en Oristano. La respuesta del Estado fue transferirme a la peor
prisión de Italia, en Rossano (Calabria), bajo control del
departamento ISIS-AS2. Esto, a pesar de las amenazas recibidas en el
pasado y en el presente por los diversos frentes yihadistas contra
mí. Mi presencia en el departamento de ISIS de la prisión
conlleva grandes dificultades y pequeños márgenes de
supervivencia: sin salir nunca de la celda para la hora de aire libre;
limitado también en alimentos; sujeto a amenazas a través
de la puerta; privado de computadores para ejercer mi profesión;
supervisado mediante observación constante y medidas
disciplinarias a cada indicio de denuncia; sujeto a la censura,
adjuntando supuesta "actividad subversiva" (sic del entrevistado) y
así sucesivamente hasta que se me obstaculice también el
derecho de defensa, establecido en el artículo 24 de la
Constitución. Podía reunirme con mi familia en Italia,
una hora a la semana cuatro veces al mes. Sin embargo, dada la
distancia de mi lugar de residencia y la avanzada edad de mis hermanos
que van de 70 a 80 años, esto rara vez sucede. Mis familiares
(se refiere a los de su época fuera de Italia), que residen en
Francia y Brasil, sólo puedo ser contactarlos por videollamadas
de teléfono móvil una vez a la semana, pero entonces
tengo que renunciar a la entrevista en presencia. De esta manera, paso
meses sin contacto con mis hijos, para los que tengo que pedir noticias
por carta, casi siempre guardadas por el censor, porque están
escritas en un idioma extranjero. Incluso me dijeron que mis hijos
deberían aprender a escribir en italiano para tener noticias de
su padre. Esto se debe a que el censor tiene dificultades con el
francés o el portugués, que son las lenguas maternas de
mis hijos. Recibo un trato inhumano no sólo para cualquier
prisionero, sino especialmente para alguien cuyo último delito
fue hace 41 años. Y por si fuera poco, el ejecutivo se
compromete a mantener un nivel de peligrosidad absurdo alimentando un
proceso constante de criminalización hasta justificar la
incautación del ordenador, gracias al cual estaba completando
una novela sobre el conflicto de Rojava y la tragedia de los
emigrantes.
P.
¿Qué sucedió en Brasil, al cabo de su larga fuga?,
¿cómo fue su arresto y extradición de Bolivia a
Italia? R. Las autoridades italianas nunca aceptaron mi refugio en
Brasil. ¡El Estado ha trabajado con todas sus fuerzas, pero
también con medios ilícitos como la corrupción y
el ofrecimiento de privilegios políticos y económicos,
para obtener a toda costa mi entrega fraudulenta! Brasil alberga una
gigantesca comunidad de origen italiano, equivalente a 35 millones de
ciudadanos. ¡Un país dentro de un país! Esta parte
importante de la sociedad brasileña, además de controlar
algunos sectores de la economía, tiene una fuerte influencia en
el aparato militar de Brasil. Muchas son las figuras de la dictadura de
origen italiano, como el propio Bolsonaro. Pero poco importa si el ex
capitán Bolsonaro, incluso expulsado del ejército,
él y sus acólitos, sin escrúpulos, son
líderes criminales de milicias sangrientas. Italia, a
través de la embajada, siempre ha mantenido relaciones
privilegiadas con los grupos de presión militares cerca de
Bolsonaro. Tanto como para empujar a las empresas
italiano-brasileñas a entrar activamente en la campaña
presidencial de Bolsonaro. A cambio de tanta amistad, Bolsonaro
prometió mi extradición. Aunque la Constitución lo
impida - no se puede revocar un decreto después de 5 años
desde su emisión - Bolsonaro mantuvo su promesa. Al comprar y
vender influencia en el Tribunal Federal Supremo, se ignora
descaradamente la Constitución y en diciembre de 2018 se
ordenó mi extradición.
P.
¿Qué sucedió luego en Bolivia? R. Un sector de
izquierda de Brasil me garantizó el contacto directo con el
presidente de Bolivia, Evo Morales, quien personalmente le da al
fundador del Movimiento Socialista de los Trabajadores (MST), Juan
Pedro Stédile, el derecho de recibirme en Bolivia con el
otorgamiento del refugio político. En una operación
combinada entre el PT brasileño (Partido de los Trabajadores) y
el MAS boliviano (Movimiento por el Socialismo) fui transferido a Santa
Cruz de la Sierra. Se responsabilizó un emisario del gobierno
directamente bajo responsabilidad del Canciller. Mientras esperaba el
expediente del refugio, me alojé en un Centro de Vigilancia, un
local del Ministerio del Interior, ¡que sirvió de base
para el espionaje de la corriente de oposición a Evo Morales!
Una docena de operadores de computadoras trabajaban allí, con
los que tenía relaciones cordiales. De vez en cuando, llegaban
algunos altos funcionarios del Estado, así que tenía que
quedarme encerrado en mi habitación al final del patio.
Inmediatamente tuve la impresión de que estaba siendo vigilado a
cada paso, no sólo por fuerzas supuestamente amigas.
Cuando el
replanteo se hizo más severo, se lo señalé al jefe
de gobierno que dirigía el centro, pero él
respondió evasivamente. Cuando estaba seguro de que algo no iba
bien, me recogieron a un tiro de piedra del centro mientras iba de
compras. De repente, todos aquellos a los que me habían
presentado para la regularización del refugio habían
desaparecido. Aún así, no me desanimé. Por
supuesto, pensé en la traición de Evo Morales, pero
seguía contando con las leyes bolivianas que excluyen la
extradición por delitos políticos y, especialmente en mi
caso, por la prescripción según la ley boliviana. Por
eso, me dije, no es bueno ir a la cárcel durante el proceso de
extradición. En cambio, debería haber sospechado que era
un juicio regular que Italia debería evitar. Los propios
policías bolivianos de Interpol, algunos de los cuales
había conocido en el Centro de Vigilancia, parecían
bastante avergonzados por lo que estaba a punto de suceder. No tuvieron
dificultad en informarme de que había italianos,
brasileños y agentes de otro país pululando por
ahí que no querían especificar. Me dijeron claramente que
unos sinvergüenzas estaban negociando mi piel.
Comprendí
qué se referían a lo que sucedería la
mañana siguiente cuando un equipo de encapuchados de negro
irrumpió y me llevó al aeropuerto internacional de Santa
Cruz de la Sierra. Colocado y vigilado en una habitación cuyas
ventanas daban a la pista de aterrizaje, observé a los
italianos, que me llevarían al avión estatal que nos
esperaba lejos en la pista. También traté de resistir.
Tanto en Bolivia como en Brasil se armó el escándalo y
salió a luz el vergonzoso secuestro permitido por Evo Morales.
Hubo protestas e incluso manifestaciones. Obviamente, en Italia no se
hablaba de ello. P. ¿Le sorprendió el comportamiento de
Evo Molares? ¿Jugó algún papel el vicepresidente
Alvaro García Linera? ¿Ha emprendido denuncias
internacionales? R. Que Evo Morales pudiera llegar tan lejos, nadie lo
esperaba. Pero quien más me sorprendió por la
cobardía fue el vicepresidente Linera, con su pasado, que
desapareció a última hora para evitar dar explicaciones a
sus amigos. Alguien se preguntaba con razón si estos
procedimientos fraudulentos, por no decir más, no podrían
ser objeto de una denuncia ante las autoridades internacionales. Al
respecto, deseo informar de que actualmente se están impulsando
tres procedimientos contra los mencionados delitos cometidos por
Brasil, Bolivia e Italia. Respectivamente, la primera apelación
a la OEA y a la ONU por acto inconstitucional en la anulación de
un decreto presidencial de más de 5 años de
separación forzosa de la familia - mi hijo menor y mi esposa
permanecieron en Brasil -. La segunda a la ONU contra Bolivia por
secuestro y expulsión ilegal. La tercera apelación a la
ONU contra Italia por recibir bienes robados; y hay otra
apelación al Tribunal Europeo por trato inhumano en
prisión. Pero las solicitudes internacionales tardan mucho
tiempo y es urgente para mí salir del infierno de
“Guantánamo Calabro” (su apelativo para
cárcel de Calabria). P. De su reciente novela,
“Indio”, puede decirse que es el fruto de vínculos
académicos anudados durante su estancia en Brasil, un libro
luminoso de momento solamente publicado en francés, que devuelve
a Portugal el primer sitial en el descubrimiento de America, antes que
Cristobal Colón. En algún pasaje se puede deducir su
voluntad de no seguir más huyendo. ¿Algo más sobre
esa novela? R. Me dicen que leyendo "Indio", se puede ver entre
líneas la intención de tratar mi tema con la justicia
italiana. Terminé esa novela cuando nadie creía
seriamente que un sujeto como Bolsonaro pudiera llegar a ser
presidente. Esto quiere decir que algunas de mis reflexiones sobre el
futuro incierto del eterno refugiado y perseguido son insospechadas. La
desinformación que en los últimos 15 años me ha
convertido en el monstruo a abatir, ha hecho imposible cualquier
intento de arrojar luz sobre mi camino político-militar primero,
y después como refugiado.
P.
Efectivamente, su vida parece una odisea espectacular. De joven
inicialmente militó en los Proletarios armados por el comunismo
(PAC) en Italia. Participó en cuatro asesinatos a fin de los
años 70, pero en 1981 se escapó de la penitenciaria en la
cual cumplía una pena de 13 años, al
considerárselo miembro de una “banda armada”.
Huyó a París, donde no pudo beneficiarse de la
“doctrina Mitterrand”, instaurada por el presidente
francés que acogió a unos 150 militantes de la extrema
izquierda italiana que no habían intervenido en hechos
sangrientos. Debió partir rápidamente hacia
México, país en el cual residió hasta 1990, cuando
retornó a París, para descollar como novelista. En ese
contexto Italia requirió su extradición,
obligándolo nuevamente a huir en 2004, frustrando su tramite de
naturalización en Francia. Se escondió en Córcega,
pero de ahí fracasó en su intento de seguir viaje al
Africa, aunque luego escapó a Brasil. Entre tanto, ¿tuvo
alguna vez contactos con las autoridades italianas para saldar el
pasado? R. He tenido cuidado de no divulgar algunos de mis intentos de
acercamiento y pacificación con una supuesta nueva realidad
social en Italia. Creía que la democracia italiana había
madurado, capaz de afrontar su propia historia con dignidad y
conocimiento de causa. Me refiero obviamente a los "años de
plomo", un capítulo dramático de nuestra historia en una
zona de sombras y tabúes, donde la revisión
histórica nos concierne. Sólo para mencionar algunos
intentos de acercamiento, el más serio y formal fue mientras
estaba en la prisión de Brasilia, durante el larguísimo
proceso de extradición. Después de algunas reuniones con
el personal de la Embajada Italiana, les hice una propuesta de
diálogo con el gobierno italiano. Fue en un momento en que ya
estaba seguro de que no sería extraditado. Les propuse que
aceptaría voluntariamente la extradición si el Gobierno
estaba dispuesto a abrir un debate, con personal calificado, para hacer
finalmente un recuento histórico del período de la lucha
armada. El personal de la embajada, es decir, los espías,
prometieron informar pero no volvieron a aparecer. El libro de Cesare
Battisti, el terrorista europeo condenado a perpetua. El libro de
Cesare Battisti, el terrorista europeo condenado a perpetua. (Cedoc)
P. ¿No le
parece que no solo sería saludable abordar los
“años de plomo” de la guerrilla urbana de izquierda,
sino también la “guerra sucia” de la extrema derecha
fascista con sus masacres y atentados, jamas esclarecidos …? R.
Estando en Brasil mantuve una correspondencia con Alberto Torreggiani,
que ahora él niega por orden del Estado, o simplemente
influenciado por la horca habitual reservada para mí. Eso
formó parte de una intención más articulada de
acercamiento a las familias de las víctimas de los PAC. Esto en
el marco de la creación de un clima favorable para abordar sin
odio las responsabilidades de todos los componentes del conflicto y,
quién sabe, pasar finalmente la maldita página de los
"años de plomo". Lamentablemente, este intento también
chocó con la feroz intolerancia de ciertos sectores
políticos y de los medios de comunicación siempre
dispuestos a alimentar el odio por oscuros intereses partidistas.
Sólo se puede presenciar con sospecha las salidas
públicas puntuales de los familiares de las víctimas (por
supuesto siempre sólo se menciona una parte de la barricada),
algunos de los cuales probablemente no nacieron en ese momento:
¡hace 41 años! ¿Y por qué siempre se
desquitan con Battisti, como si yo hubiera inventado la lucha armada?
Mientras los fascistas a las órdenes de alguna
institución se divierten y nadie grita en la plaza... ¿O
será precisamente para proteger a los asesinos de masa que un
testigo debe ser quemado en la hoguera, para que la
desinformación sobre esos años sea totalmente efectiva?
La pregunta que debería hacerse sobre mi es: "¿por
qué hasta 2003 nadie se interesó por Battisti?". Entonces
yo era uno más entre docenas de refugiados italianos en todo el
mundo... Fue una época en la que también publiqué
libros y artículos en Italia y recibí visitas de
personalidades italianas vinculadas al mundo político, cultural
e incluso institucional? ¡De repente me convirtieron en un
monstruo! P. ¿Cuales serian las razones de ese súbito
ensañamiento? R. Fue una manera de alimentar el odio de los
familiares de las víctimas -hasta entonces adormecidos- y de los
medios de comunicación. Es una locura. La conclusión es
sencilla: Battisti escribe, habla en la televisión, da
entrevistas y debate en círculos internacionales, indaga en el
pasado, hace autocrítica pero al mismo tiempo denuncia una
guerra que el Estado desató contra la población civil,
con bombas en las plazas y una represión sin precedentes. La
lucha armada en Italia no nació en una mente perversa ni fue
practicada por cuatro personas desesperadas. Surgió de un gran e
irrefrenable movimiento cultural y político, que ya no
podía soportar el acoso de un Estado corrupto y masacrador. Hubo
un millón de personas en las plazas con más de 100 grupos
armados organizados en las calles; cientos de muertos, la
mayoría de ellos en las filas revolucionarias. Este es el
contexto social en el que nacieron los PAC. No era un partido armado,
sino la expresión de lucha horizontal del amplio frente de
protesta, en las fábricas, en el territorio y en la
educación nacional. Que su ideal era comunista es lo que dice el
nombre mismo (Proletarios Armados por el Comunismo), pero no
propusieron el asalto al Palacio de Invierno, ni tomaron el poder del
Estado. P. ¿Qué pretendían o buscaban Ustedes en
aquellas circunstancias?
R. Eran
núcleos amplios e independientes que respondían a su
manera contra la injusticia desenfrenada, frente a la extrema derecha
que se armaba en defensa de los privilegios del capital. Ese movimiento
se fortificó en la idea de que el verdadero comunismo no
podía ser el que expresaba la Unión Soviética, al
contrario, sino simplemente el de una sociedad futura inevitable, libre
e igualitaria, que el "Manifiesto" de Marx y Engels defendía
claramente. Fui un militante. Se puede admitir el error, sin caer en la
indecencia de los que se engañan a sí mismos de que
pueden remediarlo todo declarando el arrepentimiento. Nunca una palabra
ha sido tan denigrada. Tengo demasiado respeto por la historia y por
las víctimas como para pensar que me escondo detrás de la
hipocresía. Se pensaba que Italia había superado ciertas
debilidades, y estaba lista para enfrentar su propia historia. En
cambio, 40 años más tarde, a través de su
más alta representación, sigue ofreciendo a sus
ciudadanos el mismo vil espectáculo, con la presa arrastrada
entre la multitud enfurecida; los insultos de los cazadores que deliran
sobre la presa; el egoísmo de los ministros; la torpeza de la
televisión; ¡disfruta ahora del Popolo! Aquí
están las torturas sufridas, después de un secuestro
triunfante. Hasta el punto de que incluso el Tribunal de
Casación lo sentenció en estos términos: "si
Bolivia ha cometido un delito que no nos importa, nos lo dieron y lo
tomamos". ¡Nos lo llevamos! ¡Pero no basta con secuestrarlo
y llevarlo a las cárceles de la patria! También tienes
que tratarlo como un prisionero de guerra sin la protección del
estatuto correspondiente. No está mal, se lo damos
manteniéndolo aislado frustrándole el reglamento que le
permitiría acceder a los beneficios reservados a todos los
prisioneros. Y si él reclama, lo linchamos por los medios de
comunicación; lo agitamos contra la venganza popular; aplicamos
la censura; le quitamos su computadora para que funcione; lo ponemos en
el pabellón de ISIS donde será forzado a permanecer en
aislamiento voluntario. ¡Eso es tortura!
P.
¿Cómo hacer para superar, o hacer cesar, esos terribles
sufrimientos? R. Ahora llegamos a mi elección personal del
juicio. Durante varios años he estado reflexionando sobre una
solución decente para poner fin a esta persecución, en la
que las fuerzas políticas italianas no han escatimado medios de
coacción o presión. Debo decir, por cierto, que mis
declaraciones de inocencia -nunca dirigidas a las autoridades sino
sólo a los medios de comunicación- sólo
intervinieron después de 2004 en Francia, para obligar al Estado
italiano a admitir el uso desviado de la Justicia en los juicios sobre
la lucha armada. Antes de eso, ni después, había negado
que pertenecía a los PAC y asumía la responsabilidad
política de la misma. Esas penas deberían haber sido
juzgadas primero en un tribunal, antes de dictar sentencias de cadena
perpetua y esperar confesiones tardías. Que quede claro, por lo
tanto, que los países que aceptaron mi solicitud de refugio
nunca lo han hecho, y no podrían haberlo hecho sobre la base de
una supuesta declaración de inocencia, como afirmó
falsamente el oportunista Lula, sino únicamente sobre la
naturaleza política del crimen. P. ¿Concebía
alguna opción diferente a la individual?
R. Pensé
seriamente en una solución colectiva de nuestros 70. El clima
político en Italia no era ideal, pero yo sabía de la
existencia de personalidades y tendencias dentro del poder judicial,
que, habiendo luchado en la guerra contra el "terrorismo" en primera
línea, como se dice ahora, conocían el asunto en
profundidad y no tenían interés en recurrir a la
propaganda oscurantista para comprender la realidad de los hechos.
Ciertos indicios me dijeron que estas personas, o corrientes de
pensamiento, todavía esperaban que un día estas tristes
páginas de la historia pudieran ser convertidas en dignidad y
respeto a la memoria nacional. Puedo citar a este respecto el
pensamiento del magistrado emérito Giuliano Turone, juez de
instrucción del juicio del PAC, que en su libro "El caso
Battisti" afirma, más o menos en estos términos:
"Paradójicamente, al aceptar sus responsabilidades
políticas y penales, podría ser el propio Cesare Battisti
quien finalmente podría hacer posible revisar y cerrar este
capítulo de la historia". Esas palabras son importantes. Movido
por este sentimiento, alimentado por la esperanza de que 40 años
eran en todo caso muchos y que la democracia italiana tenía que
haber madurado y que también el Estado era un administrador
fuerte y responsable, decidí encomendarme a la justicia y
llamé al fiscal de Milán. Esa declaración
mía del 23 de marzo de 2019 fue una elección dolorosa. Yo
estaba desaparecido de Italia desde 1981, y mis contactos con el
país se redujeron a unos pocos familiares y al editor. No
podía imaginar que, más allá de la histeria
mediática, pudiera despertar la venganza del Estado. Con la
enorme dificultad de tener que volver a un proceso que había
sido archivado durante décadas, sin nuevos hechos que aportar,
ahora imposibles, no podía distinguir mis propias
responsabilidades. Todo lo que me quedaba por hacer era tomar todo en
bloque, aunque criminalmente no tendría peso. Frente a la
elección de enfrentar un juicio histórico, y no fui el
único en creerlo, ¿qué sentido tendría
revisar el código penal 40 años después?.Fui
sentenciado a dos cadenas perpetuas y seis meses de confinamiento
solitario diurno por haber sido declarado culpable de
prácticamente todos los crímenes cometidos por los PAC,
incluyendo cuatro ataques fatales. En los casos en que no fue posible
vincular mi presencia física en la escena del crimen, se me
consideró como el autor. ¿Debería quizás
señalar que en tal conflicto los principales no existen y si
existieran deberíamos entonces buscarlos entre la gente? De
todos modos, ciertamente no soy yo.
P.
¿En qué consistió su confesión? R. He
admitido todo. Reiteré mi autocrítica por la
elección de haber participado en la lucha armada, ya que fue
política y humanamente desastrosa. ¿Pero no lo he dicho
mil veces en todos estos años? No tenía nada que lamentar
porque, equivocado o no, no se puede cambiar con retrospectiva el
significado de los eventos definidos históricamente por un
contexto social preciso. Sería absurdo decir que no se pudo
evitar, pero entiendo que el movimiento revolucionario no se
echó atrás cuando asumió la responsabilidad. No
podemos decir lo mismo por parte del Estado. Tampoco tenía nada
que pedir a cambio de mi confesión. No se habría previsto
legalmente, y entonces bastó aplicarme la ley, como a cualquier
otro condenado, imposibilitado de tener acceso a algún beneficio
futuro reservado para todos. En resumen, es como decir que has ganado y
estoy aquí para presenciar los inmerecidos cantos de la
victoria. Pero, después de que el partido termine, usted Estado
democrático, ¿queremos todos comprometernos a rehabilitar
la historia de la violación, mientras yo cumplo mi sentencia,
según los términos de las leyes nacionales y las reglas
internacionales de la humanidad, como cualquier otro condenado? Pura
ilusión. Después de haber hecho alarde ante todo el mundo
del fruto de una caza sucia, cantando una victoria obtenida por
engaño sobre la sangre de las víctimas y el honor
mancillado de la historia, el Estado de las Ratas no se acobarda y
muestra su verdadero rostro. Se entrega a la horca, cabalga la ola
populista, incluso sacrifica la palabra de las autoridades que le
sirvieron aunque no lo merecieran. Este es el sentimiento que me
acompañó desde Oristano hasta “Guantánamo
Calabro”, a merced de ISIS y un trato digno de una dictadura
militar. Pero no he perdido la esperanza y estoy seguro de que el
tiempo me será caballeresco. * Juan Gasparini, periodista
acreditado en la sede europea de la ONU en Ginebra. (1) Las matanzas
cuyos autores no han sido identificados tuvieron lugar en Piazza
Fontana, Milan, el 12/12/1969 (17 muertos y 88 heridos); la de Gioia
Tauro, 22/7/1970 (3 muertos y 2 heridos); la de Peteano en Gorizia,
31/5/72 (3 muertos y 2 heridos); la de la Jefatura de policía de
Milán, 17/5/1973 (4 muertos y 52 heridos); en la Plaza de la
Loggia en Brescia, 28/5/74 (8 muertos y 102 heridos), la del tren
Italicus, expreso Roma-Brennero, 4/8/1974 (12 muertos y 105 heridos);
en la estación de Bologna, 2/8/1980 (85 muertos y 200 heridos);
la del tren rápido 904, el 23/12/1984 (15 muertos y 267
heridos). (2) Los otros grupos guerrilleros urbanos italianos fueron
las Brigadas Rojas y Primera Linea. Algunos de sus miembros decantaron
de organizaciones de superficie que fueron legales, como Lotta Continua
y Potere Operaio. El film de ficción, Los años de plomo
(1981) de la directora alemana Margarethe Van Trotta, testimonia de los
desgarramientos humanos de aquella época. (Fuente
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